Todo concurso, es un interesante camino hacia la actualización, además de mover la adrenalina hacia un tiempo y un trabajo, que como muchos otros en arquitectura, dependen del autor. Si bien se reponde a unas bases, y se tiene un tiempo de entrega establecido, en el tiempo de trabajo, no existe ningún otro elemento que establezca el diálogo entre el cliente y el arquitecto. En este concurso, nuevamente en equipo con el Arqto. Mario Omar Bustos, la idea surgió en los primeros análisis. La identidad de los cementerios suecos, es bastante diferente a la de otros países. Partiendo de la base que los cementerios parque, son característicos en uso urbano. En realidad los llamaría, parque – cementerio. En este lugar en especial, Malmo, Suecia, debíamos proyectar un centro de meditación, en un cementerio que fue obra de Sigurd Lewerentz, (1885 – 1975) En un recinto en el que sectorizó áreas, escala de árboles, paseos, y el espacio específico de las tumbas. Además de una torre, un edificio de servicios, el kiosco de flores y las capillas.
La idea que predominó en nuestro equipo, era la creación de un espacio que ofreciera, descanso, silencio y paz. Un centro sin virtuosismo protagónico, y como respuesta integral a la necesidad del visitante. Arquitectura del silencio y sencillez. El recorrido del centro comienza a través de una rampa, que acompaña a modo de apoyo, con un muro de cerámica perforado, hasta la zona de acceso. Una vez dentro, un gran espacio, con servicios, hacia un lado y recepción hacia el otro. Sin interferencias y con libertad de usos y permanencias, con visuales hacia noroeste – suroeste. Al salir del edificio, se accede a la cubierta, con una percepción total de esa zona del cementerio. La concreción de este proyecto permite unir el concepto de parque – cementerio, con un refugio al espíritu.